Tras el éxito de su debut con «Entre tonos de gris», una historia sobre el genocidio estalinista en los países bálticos, la escritora norteamericana Ruta Sepetys regresa a la narrativa con «El color de los sueños», donde la fascinante ciudad de Nueva Orleans es una de las principales protagonistas.

En una entrevista con Efe, la autora de origen lituano explica que ha abandonado el frío siberiano de su ópera prima para adentrarse en esta ocasión por la vibrante y colorista Nueva Orleans de los años cincuenta, «con sus secretos, sus comidas, su música, sus prostíbulos, su mafia».

En «El color de los sueños» (Maeva) crea el personaje de Josie Moraine, una joven que ejerce de hilo conductor y que vive entre el burdel en el que ejerce su madre y la librería en la que trabaja ella, en pleno barrio francés, siempre con ansias de escapar y labrarse un futuro mejor, a poder ser, en la otra punta de Estados Unidos.

Junto a esta mujer, Sepetys traza los caracteres de Willie, la dura y resuelta propietaria del burdel donde está la madre de Josie junto a curiosas compañeras laborales; da vida al mulato Cokie, un chófer de grandes automóviles, y dibuja al mejor amigo de la joven, Patrick, el hijo del propietario de la librería y quien esconde algún que otro secreto.

Reconoce Sepetys, nacida en Detroit hace 46 años, que el relato empezó a dar vueltas en su cabeza tras leer un libro de Christine Wiltz titulado «La última madame: Una vida en los bajos fondos de Nueva Orleans», que la llevó a viajar hasta la ciudad del Misisipi y conocer a esta escritora.

Caminaron juntas por sus bulliciosas calles y Ruta fue absorbida por este lugar de Luisiana del que quiso saberlo todo, hasta el punto de que, tirando de uno de los hilos de aquel encuentro, acabó fijando una cita, un tiempo después, con un hombre ya mayor de la mafia.

Ambos montaron en un coche y este hombre la llevó por todos los rincones de Nueva Orleans y le fue explicando lo que había ocurrido en cada esquina a lo largo de sesenta años.

«Pensaba que mucho de lo que esta persona me contaba -agrega- era mentira porque, de ser verdad, debería estar en la cárcel, pero luego fui a la hemeroteca y vi que todos aquellos crímenes, asesinatos y robos estaban allí consignados».

Además de esta incursión por el pasado, la novela trata también sobre cómo se fija la identidad de cada persona, y no esconde la estadounidense que las angustias que pasó en su infancia en el colegio por llamarse Ruta Sepetys aparecen en la obra.

En este punto, la novelista rememora que su nombre y su apellido eran «chocantes» y que no era raro que, incluso los profesores, se dirigieran a ella con un: «Hey, tú», para llamarla.

Tampoco obvia qué ocurre cuando una madre no quiere a su hija y la relación que se establece entre ambas si esto sucede. «Durante el proceso de escritura -afirma- me planteé cómo puede una muchacha joven querer y dejarse querer si ha vivido una infancia en la que no ha tenido el amor de su progenitora».

Por otra parte, durante la entrevista, Ruta Sepetys tampoco obvia su «fantástica» experiencia en el Parlamento Europeo, al que acudió recientemente para exponer sus hallazgos sobre el genocidio estalinista en los países bálticos, mientras investigaba para su novela «Entre tonos de gris».

Reconoce que en un primer momento se sorprendió por la invitación porque creía que allí ya se conocía este episodio, pero se dio cuenta, tras su intervención, de que sus palabras «sirvieron para que diputados griegos dijeran que ahora entienden mejor algunas demandas de Lituania«.

Respecto a nuevos proyectos, la escritora avanza que ha terminado un primer borrador de una novela histórica que transcurre en la Prusia Oriental de 1945 y no descarta hacer una inmersión por algún capítulo poco conocido de la historia de España.

Fuente: noticias.lainformación.com

Podéis saber más de ella en: 
http://www.rutasepetys.com

Sin duda alguna, Ruta Sepetys,  es una autora a tener en cuenta. 

Os invitamos también a leer esta entrevista:

http://vallecasdigital.com/ruta-sepetys-el-color-de-los-suenos-esta-dedicado-aquellos-lectores-que-desconocen-su-historia-familiar/